MENTE Y CUERPO

24.02.2015 11:23

Cómo afecta la mente al cuerpo

Las modernas investigaciones en neurociencias desmontan completamente la idea de que mente y cuerpo son dos entidades separadas.  Existe una estrecha e indisoluble vinculación entre ambos. El tipo de pensamientos y emociones que tenemos desencadena torrentes de neuropéptidos y hormonas que modifican nuestro metabolismo y nuestra capacidad de percepción. A su vez los neuropéptidos, neurotransmisores y hormonas, que son mensajeros biológicos, favorecen la tendencia a crear determinado tipo de pensamientos y emociones, Esto indica que la sicología modifica la biología. Esta a su vez tiende a reproducir determinados patrones mentales y emocionales.  Cuando estos patrones muestran desequilibrio y se mantiene en el tiempo, pueden llegar a causar trastornos e incluso enfermedades. Nos encontramos en la era de lo psicosomático, y muchos profesionales de la salud tratan ya a la mente y al cuerpo como un todo indivisible.

 

La intuición

La intuición es el conocimiento al que se llega por una vía no  racional. La intuición que a menudo se presenta como una reacción sensitiva generada en un contexto determinado nos sirve para llegar a una percepción directa de nuestro entorno y nuestra propia vida. Escuchar la intuición nos ayuda a integrar conocimientos que la razón no puede abarcar y a tomar decisiones adecuadas en nuestras vidas.

 

La creatividad

La diferencia entre los individuos  altamente creativos y los relativamente no creativos no reside en la inteligencia tal como ésta se mide en las pruebas de inteligencia. Está muy ligada a la intuición y a la capacidad  de relacionar ideas o conceptos. En el momento creativo no existe proceso lógico de toma de decisiones, sino que la inspiración surge y se plasma de una forma espontánea.

 

La rendición

La rendición es un gesto de confianza en la vida y de aceptación de lo que sucede. No significa pasividad, sino evitar pelearnos con lo que nos sucede o pretender controlarlo todo.  Tomaremos un párrafo de libro El silencio habla de Ekhart Tolle.

“Cuando dices sí a la vida tal como es, cuando aceptas este momento como es, puedes sentir dentro de ti un espacio profundamente pacífico. Superficialmente puedes seguir sintiéndote feliz cuando hace sol y menos feliz cuando llueve; […] La paz de fondo que hay dentro de ti permanece inmutable en cualesquiera que sean las condiciones externas.”

 

El silencio

El significado de la palabra silencio desde el enfoque de la conciencia tiene relación con un estado de quietud interior como el que surge durante la meditación. No  tiene por qué ser ausencia de pensamientos, sino un estado en que la conciencia de la persona no se identifica con ellos. En este estado los procesos de percatación o de darse cuenta, se intensifican y la persona observa la realidad desde una objetividad mayor. No es ausencia de ruido, sino un estado de quietud interior que nos permite estar más presentes.

 

 

 

El sentido de la unidad

La Física Cuántica afirma que todo y todos estamos hechos de una misma sustancia: la energía. La sicología transpersonal apunta a que tenemos estrechos vínculos de interdependencia porque todos somos Uno.  Veamos lo que Einstein escribió acerca de ello.

“Un ser humano es parte del todo que llamamos Universo, una parte limitada en el tiempo y el espacio. Está convencido de que él mismo, sus pensamientos y sentimientos son algo independiente de los demás. Esto es una ilusión óptica de la conciencia, una cárcel para nosotros que nos limita a nuestros deseos personales y a sentir afecto solo por los más cercanos. Nuestra tarea es liberarnos de esa cárcel, ampliando nuestro círculo de compasión, hasta abarcar todos los seres vivos y toda la naturaleza. “

Esto nos hace reflexionar acerca del poco sentido que tiene luchar con nuestros semejantes, y de que todo lo que hagamos por los demás nos lo hacemos a nosotros mismos. 

 

 

La felicidad

Todos los seres humanos tenemos en común la búsqueda de la felicidad.La felicidad es definida como una condición interna de satisfacción y alegría, o un estado que propicia la paz interior y la visión positiva del medio. En su sentido último, la felicidad es la alegría sin causa y está estrechamente vinculada a lo que experimentan los místicos cuando perciben el sentido de unidad de todas las cosas descrito anteriormente.

 

 

El cultivo interior

Alimentamos tres veces todos los días nuestros cuerpos, y a menudo olvidamos que nuestras mentes, nuestras conciencias, necesitan también de alimento.

Existen distintas formas de alimentar nuestro interior. La oración, para quien sea creyente, o la meditación son dos de ellas. La lectura de libros que nos permitan reflexionar y encontrar paz es otra. El cultivo de relaciones positivas, de la creatividad, del arte, de acciones que desarrollen nuestras cualidades, son formas de nutrir nuestra alma. Es bueno dedicar un rato al día a estas actividades para evitar que el torbellino de la vida nos haga pasar por ella de una forma automática e inconsciente.

Meditación

La meditación es una técnica milenaria para serenar la mente  y reconectar con los aspectos más íntimos de nuestro ser. Existen multitud de estudios que demuestran sus efectos positivos en la liberación de estrés o la recuperación de los ritmos biológicos. Para aquellos que creen en un Dios personal, Toni de Mello ofreció una bella definición de la meditación: “Orar es hablar con Dios, meditar es escucharlo”. 

Existen multitud de técnicas de meditación, la mayoría de ellas provienen de Oriente y se transmiten de maestro a discípulo. Esto es así porque meditar es una experiencia de vida, lo que en occidente llamamos conocimiento tácito (know how). El conocimiento tácito, a diferencia del conocimiento explícito (know what, los hechos externos) no se puede explicar verbalizando o en un documento. Los hechos externos sí se pueden documentar. “El conocimiento tácito solo se adquiere a través de la experiencia personal. La transmisión efectiva del conocimiento tácito requiere un extenso contacto personal y la confianza mutua.” Si deseas profundizar en la meditación, es importante encontrar un buen maestro y dicen que el maestro aparece cuando el alumno está preparado. Una forma sencilla de empezar a meditar es dedicar quince o veinte minutos al día a atender a la respiración.

Siéntate en un lugar cómodo y con los mínimos estímulos posibles. Procura que tu espalda esté recta y observa la respiración tal cual es, sin intentar modificarla. Te darás cuenta de que surgen pensamientos que distraen tu atención de la respiración. Cuando esto suceda, sin intentar apartar el pensamiento, vuelve suavemente la atención a la respiración. Repite este proceso cuantas veces sean necesarias hasta que se cumpla el tiempo. 

Esta práctica sencilla alivia el sistema nervioso de las tensiones acumuladas durante el día, y nos pone en contacto con nosotros mismos. 

 

Vivir el presente

Nuestra mente es una valiosa herramienta pero también es compleja. A lo largo del día vaga frecuentemente pasando de evocar el pasado a tratar de escudriñar el futuro, haciendo que nos distraigamos de lo único que realmente está sucediendo: el ahora. Muchas personas a lo largo de la historia se han percatado de ello: Desde maestros espirituales como Jesús. “No os preocupéis por lo que habrá de venir, cada día tiene su afán”, pasando por todos los maestros orientales, hasta llegar a artistas contemporáneos como John Lenon: “La vida es aquello que nos sucede mientras estamos ocupados en otras cosas”.

Todos enfatizan la necesidad de vivir el presente como la manera de permanecer en una realidad plena. ¿Cómo lograrlo, cómo salir de la dispersión mental?  Existen muchas técnicas y escuelas cuyo objetivo es éste. Todas las técnicas de meditación apuntan a ello.

Compasión

La compasión es la conciencia de un vínculo profundo entre usted y todas las criaturas.  A la persona que ha estabilizado la compasión en su vida, se la denomina bodhisattva en la tradición budista.  Estas personas adquieren el compromiso de ayudar a liberar el sufrimiento de todos los seres. El cultivo de la compasión en nuestras vidas es una manifestación de amor Nos ayuda a dar lo mejor de nosotros mismos y  a crear un mundo mejor.

 

 

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Los efectos del estrés dependen de los genes

Según la Universidad Médica de Viena. La Universidad Médica de Viena ha determinado, tras una investigación, que el efecto de eventos estresantes negativos, como la muerte de un familiar, o positivos, como un logro empresarial, sobre el cerebro está determinado por factores genéticos. 



El estudio, según informó la universidad, revela que algunas personas desarrollan su hipocampo, una estructura cerebral fundamental a la hora de memorizar y aprender, ante momentos estresantes, mientras otras ven cómo esta parte del cerebro se contrae ante estas situaciones. Ambas consecuencias son, de acuerdo con el grupo de investigación, irreversibles. 

Con esta investigación, la Universidad Médica de Viena revela que el estrés positivo, que suele provocar la estimulación y el desarrollo del hipocampo, puede llegar a reducirlo en algunas personas. Lo mismo sucede con el negativo, que algunos pueden convertir en un entrenamiento con el que desarrollar su estructura cerebral.

El equipo utilizó la resonancia magnética de alta resolución y el análisis de genes para conocer a los sujetos y ver si portaban o no los genes de riesgo que hacen del estrés un factor negativo para la estructura cerebral. Más tarde se procedió a medir el hipocampo antes y tras momentos estresantes.

La conclusión, de acuerdo con el líder del estudio, Lukas Pezawas, es que "las personas con las tres versiones de genes relacionadas con la depresión tenían un hipocampo más pequeño que otras sin estos genes, aun teniendo el mismo número de experiencias estresantes”.

"Estos resultados son importantes para la comprensión de los procesos neurobiológicos en enfermedades asociadas al estrés, como la depresión o el trastorno de estrés post-traumático", aseguró Pezawas.

 


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Ocuparse en lugar de preocuparse

Tener paciencia, cuidarse y ser responsable son actitudes clave en momentos difíciles. Dar mil vueltas a pensamientos negativos eleva la preocupación inútilmente.

“La forma más rápida de salir de una crisis es cuando cada persona se esfuerza por hacer su trabajo lo mejor posible, con los menores recursos y tomando decisiones basadas en el bien común, sin intentar mantener privilegios particulares”, señala Andrés Martín Asuero, doctor en psicología y autor de varios libros sobre desarrollo personal.

Casi nada. A diferencia de amenazas tradicionales como las sequías o las inundaciones, la crisis es un concepto abstracto y escurridizo difícil de afrontar con acciones concretas. Esto produce indefensión y, a su vez, preocupación y culpabilidad, señala Martín Asuero. La clave para salir del círculo vicioso es cambiar de actitud.

Comencemos por la aceptación: tomar conciencia de la situación de la forma más realista posible, sin engañarse. “Es un proceso que va cambiando. Surgen unas oportunidades y se mueren otras. Centrar la atención en lo que surge y en lo que tenemos, en vez de lamentarse de lo que ya no está, es fundamental”, indica el psicólogo.

Del dicho al hecho, claro, hay mucho trecho. El proceso a menudo es doloroso, si no para uno mismo, para otras personas. Aquí entra en juego la compasión y responsabilidad. “Reconocer este sufrimiento es importante para poder cuidarse y cuidar a otras personas. La crisis es un proceso social y por lo tanto debemos salir todos de ella”. Incluso las personas que no tengan trabajo pueden aprovechar la situación para ocuparse de sus familias, de niños, ancianos o de la naturaleza, con cariño. Siempre hay algo que uno puede hacer, que le es satisfactorio para sí mismo y para el bien común. Cuidar a la sociedad, sí, pero no descuidar el cuidado propio. Toda situación de crisis produce un desgaste que deteriora la salud física y mental. Es importante cuidarse, descansar y dedicar tiempo a actividades agradables.

“No saldremos de aquí quejándonos; respiraremos cuando exijamos al gobierno un cambio institucional profundo y cuando cada uno de nosotros pongamos nuestro granito de arena cambiando algunas de nuestras actitudes”, señala por su parte la consultora Natalia Gómez del Pozuelo. Entre las recomendaciones de Gómez del Pozuelo, figura darse permiso para pasarlo mal. Reconocer la debilidad en uno mismo ayuda a ser tolerante con los demás y a tener relaciones en un plano de igualdad y facilita, además, otra cuestión importante: aprender a aceptar ayuda y ayudar a los demás. “Por mal que lo estemos pasando”, señala, “siempre hay personas a las que podemos echar una mano. Lo que uno hace en su entorno es lo que recibirá de él”.

La preocupación es un sentimiento estéril: provoca angustia, estrés y paraliza. “Lo interesante es ocuparse: ¿No llego a fin de mes? Disminuyo los gastos o busco otras formas de ingresos”. Para ello, es fundamental sembrar, sembrar y sembrar. En este mundo actual de cambio constante, la forma de mantener un flujo regular de trabajo es sembrar. “Lo curioso es que a veces uno siembra patatas y recoge coliflores”, dice Gómez-Pozuelo, quien hace unos años cambió de rumbo para dedicarse a la consultoría y la formación. Se trata, en cualquier caso, de un proceso que requiere mucha paciencia: “No puedo estirar de la planta para que crezca más rápido: lo único que puedo hacer es tener paciencia y cuidarla: preparar el terreno y regarla”. Estudiando, por ejemplo. Y siendo perseverante: “Si tuviera que elegir una sola clave para lograr salir de la crisis, elegiría la perseverancia”, indica Gómez del Pozuelo.

Como se ha dicho tantas veces, lo crucial no es tanto el qué sino el cómo. “Un estilo de pensamiento pesimista lleva a la indefensión, a creer que la situación adversa nunca va a cambiar y que no se puede hacer nada frente a ella”, señala el psicólogo Óscar Sánchez. Dar mil vueltas a pensamientos negativos eleva la preocupación inútilmente, sin que se haga nada para solucionar la dificultad en cuestión. Entramos de cabeza, por tanto, en el círculo vicioso del que hablábamos al principio.

Por el contrario, un estilo de pensamiento optimista, señala Sánchez, tiende a explicar las situaciones adversas por factores que, en gran parte, son modificables; afronta los problemas como retos, confía en la habilidad personal para resolverlos con éxito, sabe que la solución conlleva tiempo y esfuerzo y se compromete a resolverlos con rapidez, más que a evitarlos.

Si sientes que la crisis se te lleva por delante, “deja tiempo para afilar el hacha”, resume Sánchez. Alterna el tiempo para solucionar el problema con tu cuidado personal y social. Conseguirás más emociones positivas y, con ellas, una forma de pensar más flexible y creativa, algo fundamental para hacer frente a los retos de la vida.