La salud y la enfermedad desde una vision sistematica y no lineal

25.02.2015 13:03

La salud y la enfermedad desde una visión 
sistémica y no-lineal

La Medicina para la Autoorganización no es una medicina alternativa, es una medicina de verdad, con todas sus letras. Tiene una visión totalizadora del ser humano: no acepta su fraccionamiento, su estudio por partes y no lo aísla de su entorno. Por el contrario entiende a la persona como una unidad espíritu-cuerpo-mente interrelacionada e interactiva con la sociedad y la Naturaleza.

Universo interior
Óleo de Marta Virginia Cella

Artista plástica

La Medicina para la Autoorganización nace a partir del conocimiento médico tradicional, pero modificado y enriquecido con lo aportado por la física cuántica, la cibernética, la teoría del caos, la teoría de los sistemas, la teoría de las estructuras disipativas, el concepto de complejidad, la teoría de los fractales, los conceptos de autoorganización y de autopoyesis, la teoría Gaia, la teoría de los cristales líquidos que están revolucionando las ciencias. Esta Medicina comprende a la Terapia Neural, a la Modulación Neuromuscular y a la Odontología Neurofocal.

Para la Medicina para la Autoorganización la enfermedad no es lo opuesto a la salud, sino parte del proceso que hace el organismo en su devenir vital. El organismo se enferma y de ese modo busca encontrar un nuevo camino mediante los procesos de autoorganización, a través de los cuales hallar su sanación y de ese modo seguir el camino de su vida. Esta Medicina promueve, facilita los procesos de autoorganización naturales. Desde la Medicina para la Autoorganización, consideramos que la salud, como proceso vital, no es medible, comparable, ni controlable, es la sensación propia y profunda de bienestar, es el sentirse bien físicamente, consigo mismo y con el entorno. Cuando se entiende que la salud, la vitalidad física y psíquica son el emergente del funcionamiento en equilibrio armónico y dinámico de todos los componentes interactuantes que constituyen la persona singular, en su relación con la sociedad y la Naturaleza, la idea de salud no puede quedar limitada por valores estadísticos normatizados que se reflejan en estudios de laboratorio, imágenes radiográficas o preparados anatomopatológicos. Ese “sentirse bien” engloba lo psíquico, lo físico, lo social, lo económico, lo político, lo cultural, lo histórico y lo ecológico. Así, desde esta perspectiva, la salud no es necesariamente sinónimo de la ausencia de un proceso patológico.

La Medicina Clásica plantea el tema de salud-enfermedad desde una racionalidad diferente a la de la Medicina para la Autoorganización. No obstante, es necesario aclarar que la concepción de la primera es absolutamente útil e imprescindible en los cuadros de urgencia que ponen en riesgo la vida, como lo son los traumatismos, las rupturas u obstrucciones vasculares o viscerales, las infecciones generalizadas, ciertos cuadros psiquiátricos, etc. Sin embargo, a nuestro modo de ver, todas las demás situaciones clínicas, desde los problemas de salud agudos que no ponen en riesgo la vida, hasta los persistentes o recurrentes, no pueden explicarse ni resolverse siguiendo dichos criterios.

Es importante comprender que el concepto que se tenga sobre la salud y la enfermedad determina íntimamente la actuación práctica del médico. Si se entiende la salud como aquella situación en la que los parámetros fisiológicos, bioquímicos y de imágenes se encuentran dentro de los límites considerados normales de acuerdo a estudios estadísticos obtenidos en ciertos grupos poblacionales y aplicados en forma universal a toda la humanidad, y a la enfermedad como la situación en la que esos parámetros salen de dichos límites, el médico intentará llevar a esa persona singular al espacio ocupado por la mayoría estadística de modo de poder considerarla sana.

Es sabido que una persona puede sentirse bien, y sin embargo sus valores hematológicos, urinarios, radiológicos u otros, de acuerdo con los estándares médicos aceptados, indican lo contrario. También puede ocurrir la situación opuesta, o sea, que la persona se sienta mal pero todos los valores, estudios e imágenes sean “normales”. En la primera situación lo común es que se implementen tratamientos con el fin de “normalizar” a la persona, en la segunda, lo más frecuente es que se le eche la culpa a problemas de orden personal o psicológico. En cambio, el médico con la moderna forma de pensar de la Medicina para la Autoorganización, ante la consulta en busca de ayuda, no forzará la entrada de ese ser singular a la estadística general, sino que promoverá mediante la facilitación de la autoorganización biológicamente económica, la recuperación de las funciones naturales de la persona enferma, dando lugar a que el organismo haga su proceso de autocuración porque cada ser singular está capacitado para hacer la búsqueda de su armonía dentro de un orden que le es propio.

La autoorganización es una propiedad de los seres vivos que permite mantener su estructura y su orden pero dentro de un estado de movimiento permanente. Ese movimiento se observa no sólo en las partes del cuerpo sino también en el interior de cada una de las células donde ocurren miles de millones de reacciones químicas constantemente, en las interrelaciones, en las interacciones entre las diferentes partes del ser, con la capacidad asombrosa de mantener la vida, la supervivencia, la autocuración, el desarrollo, la evolución y la creación de otros seres. Dicho de otro modo, no puede haber vida sin autoorganización.

La Medicina para la Autoorganización tiene una función facilitadora, no es impositiva como la Medicina Convencional. Los tratamientos facilitadores consisten en permitir que el organismo que ha hecho una enfermedad, recupere sus circuitos de autoorganización biológicamente económicos y de ese modo haga su proceso de curación.

El ser humano no puede ser fraccionado y analizado por partes, pues de ese modo se pierde la condición de ser vivo. Si bien en todo sistema pueden identificarse partes, estas partes no están aisladas y la naturaleza del conjunto es siempre distinta de su simple suma. Las propiedades de las partes sólo se pueden comprender a través de los procesos y de las relaciones entre ellas. Por estas razones, la Medicina para la Autoorganización evalúa a la persona como una unidad, no diferencia entre cuerpo-espíritu-mente y como ser singular, es decir como alguien irrepetible que requiere de un tratamiento absolutamente personalizado.

La Medicina para la Autoorganización es útil para tratar la mayoría de las enfermedades agudas, crónicas, funcionales, auto-agresivas (autoinmunes), por falta de defensas, por falta de capacidad de reparación. No cura el cáncer, pero puede ayudar a sobrellevarlo; no resuelve una fractura, pero es útil para tratar las secuelas; no puede reemplazar a una cirugía en un abdomen agudo (apendicitis, peritonitis, etc.), pero sirve para tratar las complicaciones y secuelas; no resuelve un cuadro infeccioso grave instalado, pero ayuda a prevenirlo y también a tratar sus secuelas; no es útil para tratar un cuadro psiquiátrico grave descompensado, pero en ciertas personas permite resolver la depresión, la angustia, el pánico, el insomnio, una fobia, etc.