Tener una familia, amigos, profesión, pasatiempos, eso no es suficiente para ser feliz. La prueba de ello: ¡cuántas personas que uno puede considerar incluso como privilegiadas no son felices! ¿Por qué? Porque no saben responder a las necesidades de su alma. El alma tiene necesidad de vivir en la inmensidad, en el espacio infinito, en lo ilimitado. Sin embargo, el hombre continuamente comprime su alma, la obstaculiza, la ahoga. Quiere que ella se contente con pequeñeces: con algunos éxitos materiales, con algunos placeres, con conversaciones inútiles...Entonces el alma sufre y se queja ante el hombre: "Yo quiero ser libre, y tú con tus ocupaciones y preocupaciones ordinarias y mezquinas, me tienes amarrada. Yo Soy una hija de Dios, el espacio es mi elemento, necesito dilatarme en la inmensidad celeste".

Intenten pues, dejar al menos por algunos minutos que su alma alce vuelo y se pueda dilatar en el espacio... Permítanle que se escape hasta que se fusione con todo el universo... Y en este momento, ustedes sabrán lo que es la felicidad.